La Pincoya es una especie de sirena mitológica perteneciente al folklore de la región de Chiloé, en el sur de Chile. Ha sido descrita como una joven muy bella de cabellos dorados y con apariencia completamente humana. Se cuenta que habita en las profundidades del mar, de donde emerge para danzar en las playas e indicar con su baile si la pesca será abundante o escasa en los próximos meses.
Se dice que hace mucho tiempo el rey del mar estuvo casado con Huenchula y tuvieron una hija llamada Pincoya. Un día, Huenchula quiso salir a tierra firme para llevar a su hija a la casa de sus abuelos. Al llegar, los padres de la joven quisieron conocer a su nieta, pero vieron que estaba completamente cubierta con mantas de algas. La hermosa muchacha les explicó que no la podían ver porque sobre su hija no podían posarse los ojos de ningún ser mortal.
Aunque los abuelos entendieron que la niña era especial por tratarse de la hija del rey del mar, la curiosidad les ganó en un momento en que Huenchula salió a buscar los regalos que les traía. Al quedar solos con la niña, se acercaron a la cuna y levantaron las algas que cubrían su cuerpo, pensando que nada malo sucedería.
Los padres quedaron embelesados con la hermosa bebé, era como el mar en un día de sol, como un canto a la alegría. Al regresar, Huenchula vio que su hija se encontraba destapada y comenzó a gritar de forma histérica. Bajo la mirada perdida de sus abuelos, la niña se estaba disolviendo, hasta convertirse en agua clara.
La desconsolada joven corrió hacia el mar llevando los restos de la bebé en la lapa que le servía de cuna. Se zambulló en las aguas y fue a donde estaba el rey del mar, quien le dijo: -¿Por qué no miras hacia atrás?-. Al voltear volvió a ver a su hija Pincoya. El mar la había hecho crecer rápidamente. Se había convertido en una hermosa adolescente de cabellos de oro.
Desde ese momento, la Pincoya habita en el mar como un espíritu bueno que ayuda a los pescadores apaciguando el mar cuando sus barcas son atrapadas por las tormentas. Junto con sus hermanos la Sirena y el Pincoy, guían a los náufragos para que regresen a sus hogares sanos y salvos. Se dice que cuando no llegan a tiempo para ayudar a los navegantes, trasladan los cuerpos sin vida y los depositan en el “Caleuche”, un barco fantasma habitado por seres humanos que siempre navegarán por el mar.